Rosquillas de anís
Un dulce de toda la vida, que pasa de generación en generación. ¿Quién no recuerda las cosquillas de su madre, o de su abuela? Mezclar todos los ingredientes, darles forma con las manos y freírlas en abundante aceite, el proceso está claro y las ideas son muchas. Elabora todas las versiones de este dulce tan añorado.
Y nos quedamos con todo lo dulce, después de las cosquillas, podemos preparar croissant caseros y untarlos con mermelada casera hecha por nosotros mismos. Pero no es lo único que se puede hacer con el hojaldre, esta idea también resulta muy fácil de hacer, al igual que otros postres que no requiere de cocción.
También podríamos hacer algo más elaborado, como una tarta, esta es especial a los 3 chocolates. Y por supuesto, no puede faltar la de zanahoria (desde tartazanahoria.com).
Rosquillas de anís fritas
Todos, quien más o quien menos, hemos probado alguna vez las rosquillas de anís, buen porque nos la hicieran nuestras abuelas o nuestra madre. Es uno de los dulces más tradicionales de los fogones españoles y que os vamos a enseñar a hacer en esta entrada, de una forma clásica, friéndolas.
Por su alto contenido calórico no es una elaboración como para desayunarla o merendarla todos los días, pero de vez en cuando nunca está de más darse un capricho.
Si quieres aprender a prepararlas necesitarás estos ingredientes:
- 400 gramos de harina (tamizada)
- 1 huevo de tamaño grande.
- 250 gramos de azúcar blanquilla.
- 125 mililitros de anís.
- Media cucharadita de levadura química.
- 125 mililitros de aceite de oliva virgen extra suave (0,4º)
- Azúcar blanquilla para espolvorear.
- Aceite de girasol para freír.
Modo de elaboración
Con la ayuda de un tamiz o un colador de gran tamaño, tamizaremos la harina para evitar que cuando estemos preparando la mezcla de las rosquillas se formen grumos.
En un bol grande mezclaremos el huevo, el aceite de oliva, el anís y el azúcar blanquilla. Es muy importante que lo batamos hasta que el azúcar se haya disuelto completamente. Podemos ayudarnos de unas varillas de repostería o utilizando las varillas de la batidora, pero a velocidad media, para evitar salpicaduras.
Cuando esté completamente disuelto el azúcar iremos incorporando la harina tamizada junto a la levadura mientras seguimos removiendo constantemente para evitar la formación de grumos. En el momento en el que nos cueste mucho trabajo seguir con las varillas, podemos hacerlo manualmente, para lo que debemos enharinarnos las manos para que no se nos pegue la masa.
Al finalizar, lo taparemos, meteremos el bol en la nevera y lo dejaremos reposar una hora. Pasado ese tiempo echamos abundante aceite de girasol en la sartén y la ponemos a fuego medio.
Mientras tanto iremos formando las rosquillas haciendo tiras largas de unos 2 o 3 centímetros de grosor y uniendo sus extremos formando un círculo. Esta masa la echaremos cuando el aceite esté bien caliente.
Las rosquillas aumentarán de tamaño y se irán poniendo doradas, momento en el que tendremos que sacarlas a un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite de la fritura y espolvorearemos la rosquilla con azúcar por encima para que tanto el calor como el aceite de la rosquilla haga que se derrita y se adhiera.
Acabaremos la tanda de rosquillas, dejaremos enfriar y ya estarán listas para su consumo.
Consejos
En esta receta, es mejor utilizar aceite de girasol para freír las rosquillas dado que es más neutro, es decir, que no deja tanto sabor como si las friésemos en aceite de oliva. Lo que nos interesa es que sepan a la masa y al anís, no a aceite.
Si se quiere dar un toque diferente, podemos cambiar el azúcar blanquilla de la cobertura por azúcar glas.